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El blog del Nómada

Barrenadores

Barrenadores El señor E. G. era una persona simple, cuyas máximas preocupaciones no iban más allá de tener cosechas lo suficientemente rentables como para no tener que irse a vivir en la ciudad para alimentar a su familia. Tenía varios campos de cultivo: cereales, hortalizas, pero su mayor sustento económico provenía de sus árboles frutales. Y como cada temporada, la plaga del coleóptero que atacaba a los árboles le daba dolores de cabeza: más de una vez estuvo cerca de perderlo todo pues las larvas de estos insectos penetraban en el tronco y lo destruían por completo.
Era una batalla que se libraba cada año, desde hacía ya mucho tiempo: recuerda que su padre, e incluso vagamente que su abuelo, ya combatían cada año esa plaga. El insecto acababa siempre con parte de los árboles, y E.G. conseguía erradicar su población a base de tratamientos químicos muy severos. Sin embargo él no se explicaba cómo desde hacía aproximadamente diez años los insectos resistían cada vez mejor a su tratamiento químico, limitándose a aumentar la dosis año tras año. Y recientemente no era esa su única preocupación, sino que también le inquietaba el efecto que estaba teniendo sobre su propia salud el manejo tan abusivo de sustancias químicas peligrosas: se sentía cada vez más débil desde hacía dos años. Algunas mañanas al despertarse apenas podía levantarse debido a que las piernas no le respondían. Sin embargo se vestía y preparaba el tractor con la máquina de fumigar para reanudar su guerra particular.
Así siguió día tras día hasta que el trece de febrero, al incorporarse en su cama se sintió particularmente frágil y le horrorizó no tener ninguna sensibilidad en sus extremidades inferiores. Fue al levantarse cuando vio y comprendió, mientras se derrumbaba sobre sí mismo por el colapso de sus piernas, la causa de su debilidad: de la base de su tronco y de sus extremidades desechas y licuefactas comenzaron a surgir ingentes cantidades de la larva del insecto que había estado combatiendo químicamente durante tanto tiempo.

1 comentario

kaveri -

Lovecraft, Poe... No te faltan reflejos, y si son todos de este nivel no te podras quejar... Me gusta este por lo sorprendente de su desenlace